Un codificador óptico de alta durabilidad consta de varios componentes clave diseñados para soportar entornos operativos hostiles. La carcasa suele estar hecha de materiales resistentes, como acero inoxidable o aluminio anodizado, para brindar resistencia contra impactos, corrosión y temperaturas extremas. El disco de código puede estar fabricado con materiales como metal o plásticos resistentes a roturas, que mejoran la durabilidad y mantienen la precisión. Los rodamientos sellados y las juntas de alta calidad protegen los componentes internos del polvo, el agua y otros contaminantes. Además, el montaje resistente a las vibraciones y los circuitos avanzados de procesamiento de señales ayudan al codificador a mantener la precisión a pesar de las tensiones físicas externas.
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